Batidas

 






















Una mañana fuimos a encontrarnos con los chicos que dormían en unos canales del 2º anillo.
Cuando llegamos el lugar estaba desierto.

















No tardamos en darnos cuenta del porqué: la noche anterior habían tenido una batida (redada o razia).
¿Nos preguntamos dónde estarían detenidos los chicos?




Al ratito vimos a una chica, que había simulado estar embarazada, y logró que la soltaran.
Nos dijo que estaban todos en un cuarto en el destacamento de la policía militar en el batallón X.

















Nos reunimos con la trabajadora social de la Plataforma (alguien la había llamado para avisarle) y con un educador de uno de los hogares, en busca de un par de chicos que se habían ido.
Fuimos hasta el regimiento a ver quiénes estaban ahí y, sobre todo, cómo.
No nos dejaron ingresar, y nos negaron que hubiera menores detenidos en ese lugar.
Nos dijeron que fuéramos a la Fiscalía.



La Fiscalía estaba llena de cachivacheros de Los Pozos reclamando los productos que les habían incautado durante la clausura de sus locales la semana anterior. Pero ni rastro de los chicos.



Volvimos al cuartel y pedimos que dejaran entrar a dos personas para ver qué chicos estaban detenidos ahí, por qué y en qué condiciones. Los educadores se acercaron a la ventana del cuarto, algunas chicas los reconocieron y se abalanzaron para pedirles que las sacaran de ahí, y algo de tomar. Logramos, después de insistir muchas veces, que les alcanzaran una botella de agua.

Había varios menores detenidos (en un cuartel militar) sin que su arresto estuviera asentado en ningún organismo, ni la Fiscalía ni la Defensoría de la Niñez estaban notificados. ¿Se podría llamar a esto "privación ilegítima de la libertad"? Parece que esas son las palabras más apropiadas.

Lastimosamente, estas prácticas son muy frecuentes y casi nadie las cuestiona, sobre todo en época de elecciones. La Defensoría de la Niñez (el organismo encargado de proteger los derechos de los menores) insiste en justificar las batidas.