Letras y testimonios

Mientras sacábamos las fotos, el tiempo compartido y las charlas abrieron espacios para que surgieran otros talentos, otras inquietudes.

En el taller de fotografía de los viernes a la tarde en la Plataforma, con un reproductor de mp3 y dos parlantes de computadora, además de descubrir a grandes bailarines y bailarinas, los clásicos, el hip-hop, el regatón y la cumbia crearon un clima donde era posible conversar, y divertirse no requería perder la conciencia: un lugar libre de amenazas, donde se podía hablar de todos los temas y escucharse, intercambiar experiencias e informaciones, reírse y jugar. La necesidad de expresarse, y el hecho de contar con un grabador de voz, hizo surgir dos canales inesperados: testimonios y letras de canciones.

Los testimonios se relacionaron sobre todo con la urgencia por denunciar maltratos policiales sistemáticos, y situaciones de discriminación o violencia por parte de otros organismos o personas. Pusieron en palabras (muchas veces de bronca, miedo e impotencia) las violaciones a sus derechos, a las que están acostumbrados. En algunos encuentros salió la pregunta: ¿Tiene el grabador? Tengo una denuncia. Un poco por saber que otras personas lo pueden escuchar, incluso hacer algo, y mucho por la necesidad de desahogarse de los abusos.

Las letras de canciones aparecieron como un juego: imaginando qué decían las canciones en inglés que más gustaban, e improvisando sobre bases instrumentales de hip hop: ¿Quién se anima a inventar una letra para este tema? El primero que se animó fue Luis El Camba: era sólo cuestión de entrar en el ritmo y decir las palabras que estaban en la punta de la lengua. En un rato, se reveló la primera estrofa, después el estribillo, después más letra probando variantes. Acá está una canción suya.

Casos de la calle

Sufriendo desde chila,
nada se me olvida:
las calles recorridas,
las drogas consumidas.

Caminando por la calle,
pidiendo comida,
la gente nos mira
y nos discrimina.

No tengo qué hacer,
perdido estoy,
ayuda te pido
y palos recibo.

Metas en la vida,
destinos me esperan,
cruzando fronteras,
todo a mi manera.

No tengo qué hacer,
perdido estoy,
ayuda te pido
y palos recibo.

No tardaron en aparecer otros cantautores, como Kogan, o la L y la J, que nos pidieron grabar sus
letras. Tener un CD con sus canciones (y algunas pistas instrumentales) fue un motivo de alegría
enorme. Y una forma de confiar en la capacidad, en los deseos, en las ideas.

En 2010 todo esto derivó en Radio Bigote.